Las precipitaciones pueden afectar la autonomía de conducción de los vehículos eléctricos (EV) debido a varios factores:
① Aumentar la resistencia aerodinámica: Las gotas de lluvia generarán resistencia aerodinámica adicional cuando choquen con el exterior del vehículo. Este aumento de la resistencia requiere más energía para mantener la misma velocidad, lo que resulta en un mayor gasto de energía y una autonomía reducida.
② Tracción y resistencia de la carretera: las superficies de la carretera mojadas aumentarán la resistencia a la rodadura, lo que dificultará el agarre de los neumáticos a la carretera. Esto puede resultar en una ligera disminución de la eficiencia y un aumento del consumo de energía.
③ Refrigeración de la batería: algunas baterías de vehículos eléctricos utilizan sistemas de refrigeración activos y la lluvia afectará a estos sistemas. Si el agua de lluvia entra en contacto con los componentes de enfriamiento de la batería, es posible que el sistema tenga que trabajar más para mantener la temperatura óptima de la batería, lo que resulta en un mayor consumo de energía.
④ Comportamiento del conductor: en días lluviosos, los conductores pueden ajustar su comportamiento, como usar limpiaparabrisas, faros y conducir con más cuidado. Si bien estos ajustes no tendrán un impacto significativo individualmente, juntos darán como resultado un consumo de energía ligeramente mayor.
⑤ Uso de calefacción: en condiciones más frías y lluviosas, los conductores pueden usar el sistema de calefacción con más frecuencia, lo que puede afectar el consumo general de energía y reducir la autonomía.
El impacto de la lluvia en la autonomía de un vehículo eléctrico suele ser relativamente pequeño, y los vehículos eléctricos modernos están diseñados para afrontar eficazmente una amplia gama de condiciones climáticas. Además, los avances en aerodinámica, tecnología de neumáticos y diseño general de vehículos continúan mejorando la eficiencia de los vehículos eléctricos en condiciones climáticas adversas.