Los vehículos eléctricos generalmente se consideran más limpios y respetuosos con el medio ambiente que los vehículos tradicionales con motor de combustión interna, principalmente porque no producen emisiones de escape durante su funcionamiento. Sin embargo, el impacto medioambiental de los vehículos eléctricos depende de varios factores, incluido cómo se genera la electricidad utilizada para la carga.
La limpieza de un vehículo eléctrico está directamente relacionada con la fuente de electricidad que utiliza. Si la electricidad se genera a partir de fuentes renovables como la solar, la eólica o la hidroeléctrica, la huella de carbono general de un vehículo eléctrico se puede reducir significativamente. En este contexto, los vehículos eléctricos pueden considerarse parte del ecosistema de energías limpias.
Por el contrario, si la electricidad se genera a partir de combustibles fósiles como el carbón, los beneficios ambientales generales de los vehículos eléctricos pueden verse reducidos porque el proceso de generación de energía aún emite gases de efecto invernadero y otros contaminantes. Sin embargo, incluso en regiones donde la combinación de electricidad proviene principalmente de combustibles fósiles, los vehículos eléctricos aún pueden mejorar la calidad del aire local al reducir las emisiones directas de los tubos de escape, que a menudo contribuyen al smog y otros contaminantes nocivos.