② Sobrecalentamiento: El aceite de transmisión también puede ayudar a enfriar la transmisión al disipar el calor generado durante el funcionamiento. Un nivel bajo de líquido puede provocar una refrigeración insuficiente, lo que puede provocar un aumento de la temperatura. El calor excesivo puede acelerar el desgaste de los componentes y provocar una avería prematura de la transmisión.
③ Deslizamiento de los engranajes: los niveles insuficientes de líquido pueden hacer que la transmisión tenga dificultades para acoplar y desacoplar los engranajes correctamente. Esto puede provocar deslizamiento de los engranajes, cambios demorados o bruscos y una conducción general reducida.
④ Mayor fricción y desgaste: una lubricación insuficiente provocará una mayor fricción entre las piezas móviles, lo que provocará un desgaste acelerado y posibles daños en la caja de cambios.
⑤ Posibles daños: Dejar el líquido de transmisión bajo durante períodos prolongados puede provocar daños graves en los componentes internos, como embragues, correas y engranajes de la transmisión. Esto puede dar lugar a la necesidad de realizar reparaciones extensas y costosas.